Nuestra lluvia, nuestra Magia
Quien apenas nos conoce nos define como gente triste, acostumbrada a caminar siempre con el paraguas abierto y una chaquetilla, por si refresca.
Quien no ha pasado por Galicia se limitará a pensar en nosotros como gente que no sabe si baja o sube y a la que la lluvia nos hace tristes. Sin embargo aquel que no ha tenido la suerte de pisar Galicia, desconoce que la lluvia es parte de nuestro encanto. Que sí, maldecimos a la lluvia continuamente y nos alegramos los días de cielos azul. Pero la verdad es que a los pocos días acabamos extrañando el tiempo. Nos gusta la lluvia porque sin ella no seríamos Galicia, no seríamos lo que somos, no tendríamos unos extensos bosques que nos regalan estampas tan bonitas como las del Parque de Aldán, las Pozas de Melón y otros tantos que al descubrirlos es imposible querer irse.
Somos un lugar de lluvia, sí. Pero, en parte, gracias a eso somos un lugar lleno de "meigas, sapos e curuxas", Santa Compaña y Druidas, de misterio, y por supuesto, magia. Esa Magia que tiene el placer de vivir quien, haciendo el camino de Santiago, se pierde entre sus senderos de verde enigmático, distinto al de cualquier sitio.
Somos Magia y nuestra lluvia nos lo recuerda. Allá donde vayamos siempre la llevamos, es parte de lo que somos, está en nuestro ADN. Quizá por eso ya era hora de hacer una joya con nuestro emblema, el emblema de todo aquel que un día se perdió en nuestras playas o senderos y descubrió la auténtica esencia de Galicia.
Recordad: "Nós somos Galegos, non porque nacéramos en Galicia, senon porque Galicia nace en nós".