La morriña y la lluvia
Nuestro proyecto de crear joyas del agua de lluvia de Santiago de Compostela, nació de una idea triste, de muchos días fuera de casa echando de menos, de otros tantos explicando a quien preguntaba qué era eso que nosotros llamábamos morriña.
Que la morriña significa mucho más que un simple echar de menos, es la necesidad de estar allí donde nuestros seres queridos, de volver a sentir el olor a mar, el aire fresco e incluso en olor de lluvia o de gotas de lluvia, porque todo eso que algunas veces no apreciamos es lo que al volver a casa nos da esa paz que tanto ansiamos, esa sensación de estar en el lugar al que pertenecemos.
Y la lluvia, eso que cualquier gallego ha aborrecido alguna vez en la vida, es precisamente lo que al final, a miles de kilómetros de distancia, acabas echando de menos. Con el tiempo uno acaba descubriendo que morriña por la lluvia es directamente proporcional a la distancia, que apreciamos tanto el sol porque la lluvia siempre nos acompaña.
Porque solo nosotros podemos diferenciar la lluvia según la intensidad, solo nosotros tenemos el carácter y la tozudez suficiente para salir a caminar sin paraguas un día de lluvia. Porque se chove que chova, que total, nunca choveu que non escampara e para iso somos galegos. Para caminar y sonreír bajo la lluvia, que la vida sigue. Y nuestra vida, nuestra tierra no sería lo mismo sin la lluvia, nuestros bosque no serían lo mismo sin ella, de la misma forma que Galicia no sería lo mismo sin nosotros, sin nuestra familia, sin nuestras ganas de volver a casa, de volver a o noso lar. De seguir siendo lo que somos. De seguir presumiendo de orixes.
Y para cuando estés a tantos kilómetros que comprendas la intensidad y dureza de la palabra morriña, recuerda que a tus seres queridos puedes llevarlos en el corazón, y a tu tierra y a su lluvia, colgando.