La lluvia puede ser arte
Santiago, donde la lluvia es arte. Pensar en Santiago de Compostela y no citar estas palabras resulta casi imposible. Pocos la desconocen y otros muchos, quizá demasiados, nunca se han parado a conocer su historia.
La lluvia confiere a Santiago una tonalidad diferente, la hace única entre todas las demás. Nunca nada ni nadie hizo tanto por un lugar.
Sabrás de lo que hablo si un fuerte día de lluvia has tenido la suerte de pasear por aquellas calles empedradas, protegidas por sus pórticos. Reconocerás que sus suelos desprenden un brillo especial que la convierten en la ciudad más "máxica" en la tierra de meigas.
Quizá esa sea la razón de que mojarse en sus calles, merezca la pena. Por la que la lluvia siempre será algo muy nuestro, la odiaremos y echaremos de menos a partes iguales.
Quizá eso fue lo que pensó DON JOSÉ ÁNGEL DOCABO, allá por los años 70, cuando comenzó a regalar la frase más emblemática de Santiago a todo aquel que entraba en su tienda. Esa frase que, desde entonces, ha estado al menos una vez en la boca de todo aquel que ha tenido la suerte de enamorarse de sus calles:
"Santiago, donde la lluvia es arte"
Y es que en Santiago ni los días más grises son capaces de oscurecer sus calles, siempre resplandecen como si hubiese caído un hechizo sobre su casco viejo.
La magia de la que te hablo puede ser observada por cualquiera que esté dispuesto a caminar por sus calles sin paraguas, dispuesto a mojarse para sentir, dispuesto a perderse para descubrir.
Muchas veces es difícil entender que la lluvia pueda ser arte, y en esos casos la única solución es una buena demostración.
Pasea, piérdete y descubre. Pronto entenderás de lo que habla DOCABO
Y para aquellos días en los que Galicia esté lejso, y la morriña parezca inevitable, no te preocupes. Puedes llevar parte de la magia de Galicia en tu cuello.
Solo a un gallego se le podría ocurrir crear arte a partir de la lluvia. ¿No crees?
Fuente imagen: La fotografía es de Turismo de Santiago (http://www.santiagoturismo.com/)